viernes, 24 de mayo de 2019

Like a Rolling Stone


Yo tenía 13 años cuando, rebuscando entre cassettes viejos de mi padre, encontré uno grabado, con un nombre escrito a boli en el canto que, no sé por qué, llamó mi atención: Bob Dylan. Cogí la cinta como a hurtadillas (mi padre siempre ha sido muy suyo con sus cosas) y me la llevé a mi habitación.

No sé qué canciones sonaron primero. Sé que me estaban gustando. Aquello no tenía nada que ver con lo que estaba de moda por entonces y yo estaba acostumbrado a escuchar. Creo recordar que en aquella cinta, que era un popurrí, estaban Blowin' in the Wind, Just Like a Woman, I Want You... Y entonces, tras unas cuantas canciones, ocurrió. Un golpe seco, una especie de bofetón en la cara para que espabiles. Eran los primeros acordes de Like a Rolling Stone. Fue como si el tiempo se detuviera. Para mí, que soy un ateo militante, aquello fue lo más cercano que he tenido en mi vida a una experiencia religiosa. Durante mucho tiempo no supe bien cómo explicarlo, hasta que, casualidades de la vida, leí la frase con la que Bruce Springsteen la describia: "Es como si alguien abriera las puertas de tu mente de una patada". Joder, fue exactamente eso. Gracias, Bruce, por poner palabras a mis sentimientos una vez más.
Like a Rolling Stone fue mi Big Bang musical. No sé las veces que la escuché en bucle aquella tarde. Una y otra vez. Aquel grito "how does it feeeell" que te agarraba de la solapa y te zarandeaba me tenía hipnotizado. Había algo especial en descubrir música antes de Internet. No podías acceder a las letras (a menos que tuvieras el librillo del disco original, y que este las contuviese), no podías escuchar todas las canciones de ese músico en una tarde, no sabías qué es lo que significaban esas letras de aquellas canciones que tanto te gustaban... Todo esto son a priori desventajas, pero yo no puedo evitar sentir cierta nostalgia por todo ello. Creo, y es posible que esto me convierta en un viejuno, que había una parte de valorar más la música cuando era más difícil acceder a ella.

Recuerdo ahorrar algo de dinero (algo que era muy inusual en mí) para poder ir comprarme un CD de Bob Dylan, que contuvieae todos sus éxitos. Y la cagué. O mejor dicho, creí que la cagué, pero nada más lejos. Las prisas. El disco elegido fue el concierto homenaje del 30 aniversario. Sólo me fijé en que estaba Like a Rolling Stone, nada más. Pero qué chasco me llevé al oírlo por primera vez. Aquellas canciones eran versiones, y la mayoría no las cantaba Dylan. Like a Rolling Stone no sonaba igual, cantada por John Mellencamp. Y las canciones que al final cantaba Dylan eran unas de las que no había oído hablar. Sin embargo, aquel fue uno de los mejores errores de mi vida. El germen de toda la música que ha sido fundamental para mí a lo largo de los años estaba ahí, en ese disco. Johnny Cash, Neil Young, Eric Clapton, Lou Reed, Tom Petty, The Band, Willie Nelson, Tracy Chapman, Roger McGuinn... ¡¡¡Ahí estaba todo!!!

Hoy Bob Dylan cumple 78 años, y yo he querido escribir este texto a modo de homenaje. Han pasado 24 años de todo esto. Ya no soy la misma persona. Como es lógico, entre un niño de 13 y un tipo de 37, ya no queda casi nada en común. Pero me queda la música. Y me queda ese momento. Hay cosas en la vida que uno recuerda nítidamente para siempre. Recuerdos fundamentales. Para mí, uno de ellos es la primera vez que, en una vieja cinta de mi padre, escuché Like a Rolling Stone. How does it feel.

viernes, 19 de septiembre de 2014

El hombre que mató a Liberty Valance, de John Ford

La importancia de una leyenda

El ferrocarril trae a la ciudad a un hombre importante, un pez gordo de Washington, un senador. Ha venido con su mujer al funeral de un hombre anónimo y solitario, un hombre que durante sus últimos años "nunca llevaba ya su pistola", un hombre pobre, enterrado en una caja de madera barata sin sus botas, ni sus espuelas. ¿Quién ha muerto?, pregunta el periodista que espera en la estación alguna noticia digna de ser publicada. Casi nadie en el pueblo sabe a quién van a enterrar hoy. ¿Por qué viene un senador al entierro de un donnadie?, se preguntan los periodistas. La historia de estos dos hombres, es la historia del hombre que mató a Liberty Valance, pero no sólo, también es la historia del fin de una época, de la transición de las caravanas al ferrocarril (cuántos grandes westerns ha dado al cine la llegada del ferrocarril), de la construcción de un estado, de las bases de la democracia y de la libertad de prensa, de la llegada de la ley al salvaje oeste... Y es una historia de amor, y de honor. Todo eso abarca, en poco más de dos horas, El hombre que mató a Liberty Valance, para el que esto escribe, la obra cumbre de John Ford y, por tanto, una de las mejores películas jamás rodadas. Es, además, su última gran obra maestra. Después dirigió cuatro películas más, además de un fragmento de La conquista del Oeste. Entre ellas, las muy notables La taberna del irlandés o El gran combate, pero, en mi opinión, no volvió a alcanzar ese nivel. Supone, por tanto, una especie de legado final del que para muchos es el mejor director de la historia del cine. Como dijo Orson Welles cuando le preguntaron por quién era el mejor director de cine del mundo, "Hay tres, John Ford, John Ford y John Ford"



miércoles, 7 de agosto de 2013

1 año, 1 película

La siguiente lista corresponde a las que, en mi opinión, son la mejor película de cada año, desde el año 1927 (año en que se estrena la primera película sonora) hasta nuestros días. El motivo por el que he decidido empezarla en el año 27 es, sencillamente, porque no he visto suficiente cine anterior como para tener un criterio válido. Aún así hay cuatro películas mudas dentro de la selección.  Se da la circunstancia de que, al sólo poder escoger una película de cada año, muchas de las mejores películas de la historia del cine se han quedado fuera de esta recopilación. Barry Lindon, Rocco y sus hermanos, Psicosis, Sede de mal, Los 400 golpes y un largo etcétera se han quedado fuera, simplemente porque, para mi gusto, ese año había, al menos, una película mejor. Películas de mucha menos calidad (que no nombraré, cada uno que imagine a cuales me refiero) están presentes debido a que pertenecen a años mucho más pobres, cinematográficamente hablando, que las citadas anteriormente. La lista (como todas las listas, en realidad) es subjetiva, y responde exclusivamente a mis preferencias personales, pero estaré encantado de recibir críticas, en los comentrios de esta entrada, de aquellos que opinen de diferente manera.

miércoles, 17 de julio de 2013

Blade Runner, de Ridley Scott

En este texto, como en casi todos los del blog, hablo del final de la película. 

Más humanos que los humanos


“Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tanhauser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo. Como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir”. Con este monólogo, uno de los más famosos de la historia del cine, el replicante Roy Batty, interpretado por Rutger Hauer, ponía punto final a su existencia. Él, que ha empeñado los últimos días de su corta vida en encontrar la forma de alargarla, asume que su hora ha llegado, y demuestra con esas palabras, cuán profunda es, en el fondo, su humanidad, Y éste es el quid de Blade Runner.



miércoles, 10 de julio de 2013

Mis 100 finales preferidos de la historia del cine

Aprovechando que la próxima entrada del blog será sobre Blade Runner, que tiene, para mí, uno de los mejores finales de la historia del cine, he aprovechado para publicar antes esta entrada. En ella, enumero los que, para mí, son los mejores finales cinematográficos. Habrá quién se escandalice porque falte tal o cual final, o porque uno esté más arriba que otro en la lista. Pero insisto es una lista totalmente subjetiva (en realidad todas lo son). A los que crean que hay ausencias flagrantes, o presencias inadecuadas, les invito a que lo expresen en los comentarios, todas las opiniones son bienvenidas. La lista, en orden descendiente, es la siguiente:

miércoles, 26 de junio de 2013

Smoke, de Wayne Wang y Paul Auster

El estanquero de Brooklyn

Todos los días, a las 8 de la mañana, Auggie Wren (Harvey Keitel) planta su cámara de fotos en la puerta de su estanco y hace la misma foto. Cada día, con el mismo ángulo y a la misma hora exactamente. Cuando le enseña las fotos a su amigo Paul Benjamin (William Hurt), Auggie le recrimina que las está viendo demasiado deprisa (“Para entenderlas hay que ir más despacio”). Paul, sorprendido, le contesta: “pero si son todas iguales”, y lo que Auggie le responde encierra muchas de las claves de esta película: “son todas iguales, pero son todas distintas”. Y es que cuando podemos ver algunas de las fotos del álbum, vemos que todas tienen algo especial, que es un trabajo minucioso, el trabajo de su vida, como él dice. Distintas personas, distinta luz, distinta meteorología, distintos estados de ánimo, distintas sensaciones… Todas iguales, pero todas distintas.











viernes, 21 de junio de 2013

Una jornada particular, de Ettore Scola

Como en críticas anteriores, debo advertir que voy a hablar del final de la película. No creo que sea relevante conocer el final de antemano para disfrutar de Una jornada particular, pero si tú no la has visto y crees que sí es relevante, puedes verla en el enlace al final del texto.

Retrato de la soledad humana

En 1977 el director italiano Ettore Scola consiguió reunir, en un espectacular mano a mano interpretativo, a las dos mayores estrellas del cine italiano de todos los tiempos, Sophia Loren y Marcello Mastroiani. El resultado fue una película brillante, emotiva, sencilla e inmensa a la vez, certera radiografía de la soledad humana, Una jornada particular.




lunes, 3 de junio de 2013

Fargo, de los hermanos Coen

La gran obra maestra de los hermanos Coen

En el cine americano (y no sé si en la vida real) hay un lugar común para describir al fracasado, al perdedor, a lo que ellos llaman, el "Loser". Y es que su profesión suele ser vendedor de coches (usados preferiblemente). Fargo es la historia de un vendedor de coches desesperado, perdedor y miserable.